lunes, 12 de abril de 2010

Desnudos

Desnudos. Dejemos entrar el veneno hasta las mismas entrañas del miedo; ¡Y que la vida se empape de sudor fertilizante! ...Ahora dime quién soy desde tus ojos encendidos y, reconócete, animal, en los míos. Yo puta, tú sátiro... y ambos estábamos dormidos.

¿Oyes los gemidos de la tierra que regamos? El fuego araña las aguas mientras el aire nos mece en la tormenta de los sentidos que despiertan con nuestros besos lascivos. Elementos vivos que se mezclan en texturas de terciopelo. Sumergidos. Y el olor de la piel abarca el infinito.

La luz de la tarde se estremece ante el gemido de la furia... Bestias irracionales, incandescentes. Alaridos que abandonan la cordura y se pierden en un orgasmo de lágrimas risueñas.
Perdidos en un instante eterno nos encontramos temblorosos sin escudos espartanos... desnudos y vivos.

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