viernes, 19 de julio de 2013

Venus es Puta





¿Y si hiciera el amor a su enemigo? ¿Se imagina? En el caso. Pero que de verdad sintiese ese amor. La intensa atracción, fogosa, violenta, fundiendo el odio en llamas de pasión, con ritual devoción. El odio se transformaría en amor a través del sexo. Y entonces, el enemigo desaparecería.

¿Por qué utilizar el sexo para sublimar el odio? Desde este punto de vista, el sexo es un gran desconocido, permite la fusión de la energía. De hecho, sin energía, el sexo no tiene sentido, pierde la coherencia. El placer queda vacío.

La sexualidad humana ha sido muy mal entendida y gestionada, históricamente. De la represión, a la banalización, como un niño que no sabe utilizar un juguete, que no sabe para qué sirve. Y lo cierto es que es una característica fundamental del ser humano, utilizarla erroneamente nos acarrea conflictos dolorosos. Por eso merece especial atención.

Prestarle atención supone darse cuenta de que la sexualidad es una diosa, Venus la llamaban. Tiene carácter divino y capacidad transmutadora, no sólo nos da la vida, sino que además nos permite canalizar la pasión, la emoción, la energía... y a cambio de la entrega, te regala un instante de eternidad en la percepción. Y el silencio.


Es mucho más de lo que hemos creído, porque nosotros somos más de lo que creemos. Nos olvidamos de nuestra trascendencia. Eso que la lógica dice que no existe, pero que, por ejemplo, el buen sexo pone de manifiesto... Y uno siente el amor como llamas, y a dios en los besos.


Venus es puta. A voluntad. Consciente. Es la apertura absoluta. Se ofrece voluntariamente para gestionar la energía sexual porque es su don. La alquimia es su esencia, brilla con la trasmutación, ¡vive en ella!

Venus es nuestra sexualidad, si nuestra inconsciencia la prostituye en cualquier esquina, no será más que una muñeca rota y vacía.  Sólo cuando es puta voluntariamente tiene capacidad de trascendencia, sólo cuando es consciente de lo que entrega nos sublima, hasta tal punto es sagrada, que da la vida.

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