miércoles, 10 de febrero de 2010

Pensando que pensar debía...

Después de los lutos del corazón, los entierros de la memoria, las esperanzas ultrajadas, y varias ilusiones anuladas por desuso, uno, o aprende a vivir con la decepción, o se corta las venas.

...Y es que la vida es, en definitiva, una secuencia de derrotas y frustraciones.

A veces, la excepción confirma la regla y surge una victoria; Pero, no nos engañemos: "Dios no juega a los dados" y, un triunfo, no es más que el fruto del aprendizaje de los reveses que, previamente, hemos asumido.

Lo curioso del fracaso es que, aceptado éste, al final termina por ser una bendición. Pues resulta que en la vida, unas veces se gana, y otras se aprende.

3 comentarios:

Imane Rachidi dijo...

Tenias razón! te ha quedado muy bien!! si es que vales para esto!!
LOGICO Y RAZONABLE!!

Yanira e Imane.

lavacamejor dijo...

muchas veces, entre decepción y decepción descubrimos que el fallo está en las expectativas, sobre todo en las cosas del cuore. Coje una cultura tardomachista, unos patrones literarios trasnochados, un modelo familiar apuntalado por las apariencias y el banco...y tendrás batacazo. En cambio si te autoconoces, exploras tu alma y tu cuerpo, tus deseos reales, no los inoculados, y eres realista y exigente y...algo sale y si no sale al menos no te sientes una imbécil

Unknown dijo...

Cierto Vaca. Pero no considero que el fallo esté "en" las expectativas que uno tenga, creo que el error es, sencillamente, tener expectativas...Porque a priori, estamos condenados al fracaso. Así pues lo "no imbécil", quizás sería asumir la más que probable derrota, motivarse por el aprehendizaje que ésta nos aportará, y sentirse agradecido-a por el mero hecho de poder experimentar, porque el que menos sabe, y más falla, es el que más aprende. XD así que... ¡equivoquémonos!